HARRY POTTER Y EL LEGADO MALDITO (AND THE CURSED CHILD) - JK ROWLING

Por qué The Cursed Child se merece un Avada Kedavra:

Hoy estoy escribiendo esta crítica en mi hora sagrada de siesta. Me gusta mucho dormir, y sin embargo, esta aberración me ha quitado el sueño. Hoy vengo a hablaros de The Cursed Child, sí, la secuela de Harry Potter que se publicó el pasado treinta y uno de julio. Antes de empezar, debo aclarar dos cosas: primero, que esta crítica no va a contener spoilers, y por tanto, ha sido mucho más difícil de escribir que cualquier otra. Sin embargo, sí voy a tener que hablar brevemente del argumento, aunque creo que a estas alturas ya ha dejado de ser un secreto. Segundo, que Harry Potter es mi infancia. Fue el primer libro que leí, con seis años, lloré porque me daba miedo Voldemort, lloré con el final muchos años después, y sigo llorando ahora cuando veo las películas o releo algún pasaje del libro. Así que, en cierto modo, encuentro normal que The Cursed Child me haya decepcionado. Ya dicen que las segundas partes no son buenas.

Como tengo mucho por decir, pero debo evitar los spoilers, voy a comentar solamente dos aspectos: personajes y argumento. Estos están estrechamente relacionados.

Como sabéis, esta secuela trata del hijo mediano de Harry, Albus. El pequeño se siente una oveja negra en la familia Potter, y tiene una pésima relación con su padre, ya que la sombra de la fama de este pesa sobre él y hace que su experiencia mágica en Hogwarts siempre sea comparada con la de su padre. Los dos otros hijos de Harry, James y Lily, no tienen protagonismo en la historia, lo que me lleva al primer punto: Albus, al sentirse solo, sigue siendo un héroe como Harry. En vez de aprovechar los hermanos y hacer un personaje diferente, ya que un hijo único no es nunca como un hermano mediano, el poco protagonismo de los otros dos hace que Albus sea un Harry Potter número dos, aunque no sea un buen mago como su padre. Albus comparte su experiencia con el hijo de Malfoy, Scorpius. Ha sido mi personaje preferido de la “nueva generación”, pero quizás porque resulta ser un Ron inteligente. Como buen Ron número dos, aporta el punto cómico a la historia y hace de contrapunto de Albus. Además, al ser listo, también es un poco Hermione y ayuda al protagonista a superar los obstáculos. También tiene importancia Rose, la hija de Ron y Hermione, aunque sólo es un personaje seco y borde, un poco como la Hermione de los primeros libros.

La segunda generación se alterna con la primera generación (¡menos mal!): Harry, Ginny, Ron, Hermione y Malfoy aparecen a menudo y se nos presenta el punto de vista de nuestros personajes preferidos que han crecido y son padres. Gracias a la primera generación he podido disfrutar un poco más de la obra, aunque me queda un regusto agridulce: aun habiendo podido identificar los personajes originales, me da la sensación de que no han madurado en absoluto. Harry se piensa que puede hacerlo todo solo, Hermione muestra sólo control y frialdad, Malfoy sigue odiando a Harry, Ron sólo hace el papel de tonto. Vale, retiro lo dicho: no es que los personajes del libro hayan madurado, sino que los personajes de las películas no han madurado. Es como si J.K. Rowling hubiese cogido a Ron, Harry, Hermione de las películas y los hubiese puesto en esta obra. Y todos sabemos que en las películas los personajes se quedan cortos. Y Ron, sobre todo, se queda muy, muy corto. Así que, ¡qué decepción leer a una primera generación aún adolescente!

Como he dicho, Albus y Scorpius se ven envueltos en una aventura, que ha sido lo más decepcionante de todo. Puedo aguantar a niños clavados a sus padres y a padres que no han cambiado en veinte años, pero lo que no puedo soportar es que J.K. Rowling, la que un día dio rienda suelta a mi imaginación, utilice un recurso tan fácil: abre de nuevo una aventura que ya creíamos cerrada y vuelve a repetir una problemática que creíamos que ya estaba solucionada (y, además, se parece mucho a una serie de la BBC que hace años que se emite). Albus y Scorpius (este último menos) ignoran que esta trama puede ser peligrosa, ¡y tienen trece años! ¡Trece! ¡Harry, Ron y Hermione con trece años se estaban enfrentando a un Remus Lupin descontrolado!, ¡el sauce boxeador golpeándolos!, ¡descubriendo la trama de los Merodeadores!, ¡y éstos niños no son capaces de pensar que se están metiendo en un lío de cuidado hasta que es demasiado tarde!

Me parece que el principal problema que voy a tener con los nuevos libros del universo de Harry Potter es que lo mejor que hizo J.K Rowling fue crear ese mundo para nosotros, revestirlo de preguntas sin responder y que eso, precisamente eso, fuese lo que a nosotros nos llevase a imaginar, a vivir otro mundo, a fantasear. Al intentar responder esas preguntas de forma oficial, el mundo que cada uno de nosotros ha construido durante tantos años se hace añicos, y solo somos niños obligados a vivir en una realidad que no nos satisface. Y eso es, precisamente, de lo que Hogwarts salvó a nuestro Harry.

Andrea Rovira.
@andreaishere


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