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RADICALIZADO - CORY DOCTOROW


Radicalizado se compone de cuatro cuentos ubicados en un tiempo futuro, con debates morales muy actuales, escrito por Cory Doctorow.

El primero de los cuentos se sitúa en una sociedad en la que todos los electrodomésticos y elementos tecnológicos funcionan con un ordenador, que limita y controla en gran medida la vida diaria de la población.

La protagonista es una refugiada que es tratada como una ciudadana de seguda. Un día se levanta y no puede hornear su pan ni poner el lavavajillas porque el sistema que lo hace funcionar ha caído, por lo que no puede cocinar ni calentar su propia comida, viéndose obligada a gastar dinero que no puede desperdiciar en comida preparada que ni siquiera le gusta.

Pero su ingenio le dice que es necesario hacer algo al respecto, y se pone manos a la obra para arreglar el problema, tanto a ella misma, como a sus vecinos, a pesar de que sea algo totalmente prohibido por el sistema.

Aparentemente el tema principal gira entorno a las tecnologías, sin embargo, el trasfondo va mucho más allá y reflexiona sobre la pobreza y la ética.

Es una sociedad que ha avanzado mucho en el ámbito tecnológico, pero que sin embargo utiliza todas esas mejoras para continuar explotando y menospreciando a aquellas personas que menos capacidad adquisitiva tienen.

El escenario de la segunda y de la tercera historia es el mismo, aunque en distintas épocas. Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de la diferencia en cuanto al momento cronológico en el que suceden, no es difícil ver la similitud al sistema estadounidense actual.

En la segunda, el centro de debate es el racismo institucional y la doble moral. En ella unos policías apalean brutalmente a un joven negro, hasta que un super héroe interviene para defenderlo.

A lo largo de este segundo cuento se plantean cuestiones sobre el motivo por el cual el héroe ha tardado tanto en intervenir en situaciones como esa, el porqué la población aplaude la revolución cuando ocurre en países árabes, pero no en su propio país contra injusticias evidentes, y la gran complicidad con la que cuentan los agresores dentro de todo el sistema.

En la tercera historia el tema principal es la salud en países que no cuentan con un sistema de seguridad social. La historia de muchas personas que ven como seres queridos se marchitan y fallecen ante la mirada impasible de las aseguradoras, que se niegan a cubrir los gastos que salvarían la vida de sus asegurados.

Estas situaciones generan en los personajes rabia e impotencia, emociones que gestionan de la manera que consideran necesaria.

Y para finalizar, no podía faltar un escenario en el que se prevee el fin del mundo, y la manera en que una situación extrema como es esa, puede sacar lo mejor, pero sobretodo lo peor de las personas.

En todos los casos, las historias suceden en tiempos futuros, en los que la tecnología ha avanzado hasta suponer la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de las personas.

Sin embargo, en esos escenarios futuros, los avances tecnológicos se han utilizado para prolongar y perpetuar desigualdades.

En todas estas historias se puede ver reflejada la sociedad actual, con problemas que ya existen, y problemas que se incrementarán en un futuro si nadie actúa para evitarlo.

Son cuatro historias que recomiendo por la capacidad de plantear al lector dilemas y situaciones actuales que no solemos pararnos a pensar hasta que no es demasiado tarde.

Y todavía no es demasiado tarde para poner nuestro granito de arena en favor de una sociedad más equitativa y justa.

Laia Vaquerizo

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HISTORIAS DE DUNNET LANDING - SARAH ORNE JEWETT


Historias de Dunnet Landing está compuesto por cuatro historias que suceden en un mismo pueblecito tranquilo, y que están unidas tanto por el lugar en el que se encuentran situadas, como por la intervención de la narradora, que participa en las cuatro historias.

Se trata de varias historias que tienen todas como protagonistas a mujeres muy distintas entre sí y en las que se cultiva la amistad (o lo que podría calificarse en algunos casos como amores platónicos, teniendo en consideración que la fecha en la que estas historias fueron publicadas fue a principios del siglo pasado).

La primera historia toca de cerca a la narradora, dado que en ella nos presenta a la señora Todd, la mujer con la que comparte hogar en Dunnet Landing, y nos cuenta cómo es la convivencia con su entrañable casera.

La segunda historia la protagoniza una señora que nació a la misma hora, el mismo día y el mismo año que la reina Victoria, motivo por el cual tiene una peculiar fijación con ella. La narradora y su casera deciden hacerle una visita, y entonces ella les explica todos los elementos que tienen en común la reina y ella, abriéndoles una parte muy importante para ella de su corazón.

La tercera y la cuarta, protagonizadas por una pastora y por la madre de la narradora respectivamente, comparten un carácter delicado y a la vez fuerte de cada una de las mujeres, con un toque de vulnerabilidad que no permiten mostrar como algo negativo.

En este pequeño libro, se narran algunos momentos en la vida de la narradora en los que coincide con otras mujeres. Sin embargo, no se trata de cuatro sucesos marcados de los que deseas conocer el final, sino que predomina un estilo tranquilo y calmado, que desprende cierta paz y dulzura que permite apreciar con detalle partes del carácter y forma de ser de las protagonistas, así como del pueblecito.

Uno de los elementos que me gustaría resaltar, es que se pone el foco en historias que usualmente pasan por alto, porque no contienen una trama llena de acción ni de misterio, y al hacerlo permite ver el encanto de las pequeñas cosas y de elementos de la vida cotidiana que parecen nimios a primera vista; poniendo en el centro de las relaciones entre los personajes que aparecen los cuidados mutuos y la delicadeza, que en la sociedad actual tantas veces se ha pretendido ridiculizar y relegar a un especio únicamente femenino.

Es un libro de rápida lectura, que recomendaría para aquellas personas que deseen evadirse por un rato del ajetreo y el ritmo frenético de la vida urbana, y apreciar momentáneamente los pequeños detalles; pudiendo así disfrutar del cómo, dejando tímidamente a un lado el qué se explica.

Laia Vaquerizo

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CUARTETO - SOLEDAD PUÉRTOLAS


Pocas cosas me gustan más que los cuentos para adultos bien hechos, y estos cuatro cuentos lo son. Al escuchar la palabra cuento, en el imaginario popular vemos los cuentos infantiles que nos contaban cuando éramos pequeños, y que, aunque nos traen buenos recuerdos, los dejamos aparcados en esa etapa de nuestra vida. 

Sin embargo, Soledad Puértolas nos trae cuatro bonitos cuentos para adultos con aires de pasado, pero con mucha esencia actual. Cada uno de ellos se sitúa en una época lejana, en lugares indeterminados que podemos imaginar ubicados por Europa, con aparentes problemas también muy lejanos a nosotros. Sin embargo, observamos en la primera protagonista, una enfermedad que provoca que todo le dé igual, nada la emocione y se encuentre totalmente vacía. ¿No os recuerda enormemente a este sentimiento colectivo que llega hasta muchos jóvenes a día de hoy? 

En estos cuentos se tratan temas muy variados y atemporales, muy presentes en la actualidad con nombres y apellidos, pero que han existido siempre, aunque no se hablase de ello. Estos temas engloban la depresión, la ansiedad, los amores adolescentes y platónicos, el paso del tiempo y las caras más ocultas y oscuras de algunas personas. 

El primero de ellos lo protagoniza una princesa con una salud mental delicada, a pesar de tener todo aquello que pudiese desear al alcance de su mano, y que pasa por una serie de circunstancias que hacen que su situación mental vaya variando levemente. 

El segundo de los cuentos gira entorno a la figura de una maestra, amada por todos, aparentemente perfecta, y llena de misterios que la hacen todavía más atrayente para sus alumnos y ex alumnos. 

La tercera historia la teje una joven emprendedora, que no desea conformarse con lo que la vida ofrecía a las mujeres en aquel entonces, y que decide construir ella misma su futuro, empezando por abrir un establecimiento especial en el que tomar café y alguna que otra copa. Hacia el final de este cuento, vemos que algo, llámalo destino, llámalo coincidencia, cruza varios elementos de su vida para acabar de añadir la magia que la misma protagonista va creando. 

El último de los cuentos, narra una curiosa historia sobre un amor extraño entre una pareja que se separó de hecho unos años antes del inicio del cuento. 

Es un libro del que he disfrutado por la variedad de temas que trata y por la forma en la que están escritos los cuatro cuentos. Con esto último me refiero a un estilo en el que se le da prioridad al durante, a la historia, sin que sea relevante el final, siendo finales poco claros en cada una de las historias, pero que, dada la naturaleza de los cuentos, no se echa en falta. 

Laia Vaquerizo
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POR SI LAS VOCES VUELVEN - ÁNGEL MARTÍN


Qué difícil pero a la vez qué importante es a veces hablar (y con hablar me refiero también a escribir o, en definitiva, a contar las cosas, se use el soporte que se use), dejar salir lo que uno tenga dentro, no permitir que el agua pare de correr, porque como leí de alguien que ahora no recuerdo, en las aguas estancadas es en las que crecen y proliferan los parásitos, la sustancia tóxica, lo contaminado. Por si las voces vuelven es toda una apología de ello, un abrirse en canal, un exorcizarse, un volcarse al papel para hacer llegar a otros una experiencia. Abrirte tú para que otros se abran. 

En Por si las voces vuelven, publicado por Planeta y todo un éxito de ventas, Ángel Martín, el mítico humorista que creo que muchos conocimos a raíz de Sé lo que hicisteis (tengo que reconocer que por aquella época yo tendría como 15 años, me encantaba el programa e incluso tenía una foto de Ángel Martín como fondo de pantalla de mi teléfono) cuenta una experiencia que seguro que la gran mayoría de sus seguidores, por no decir todos, desconocía: su internamiento en la locura. Porque Ángel Martín estuvo loco y no lo sabía. Y aquí lo cuenta todo: desde cómo empezaron esos pensamientos, su evolución, cómo gente de su entorno empezó a avisarle de lo que ellos veían y creían (y él no) que le estaba pasando, cómo llegó el día en que acabó yendo al hospital, cómo tuvieron que hacer que se quedara allí, cómo acabó atado a una cama y sedado, cómo fue todo a partir de ese momento. 

Hablaba de lo importante que es contar la cosas (nunca he entendido la gente que de repente se cierra, se calla, no te dice lo que debería y quieren decirte... pero con este libro ahora lo entiendo todo un poco más), y también hay que remarcar el papel de la gente de tu entorno. Habla Ángel Martín en el libro de que hay que apartarse de esas personas que minimizan tus problemas, que creen que aquello que sientes, que piensas, que tienes dentro son tonterías tuyas, que no te ayudan y sobre todo que piensan que tú (y mucho menos ellas) no necesitas ayuda. Porque una cosa que queda bastante clara leyendo este Por si las voces vuelven es que todos la necesitamos, que nunca tenemos que tener miedo de pedirla, que siempre habrá alguien cerca que nos eche una mano. Lo importante es tener claro quién y no dejarlo ir. Y digo todo esto mientras de fondo suena ¿Nos ponemos con esto? de Viva Suecia. Quizá sea por eso...

Aquí nos encontramos a alguien que cree que cada cosa que ve es una señal, que un simple ruido, si es agudo o grave, le puede hacer decidirse por una u otra cosa, que cree poder hablar con sus perros, que está convencido de que el mundo es una nave que nos está llevando a otro lugar y que la gente que lo habita, incluso nosotros mismos, somos solo herramientas para ese viaje. Esto es un extremo, quizá ayudado por la experiencia con las drogas, que también cuenta. Pero hay otros niveles, y seguro que muchos de nosotros (de ahí algunos guiños que nos manda Ángel Martín en el libro) nos sentimos interpelados con alguno. Contaré una experiencia personal: no hace mucho conocí a alguien que tenía la manía de pellizcarse constantemente las cutículas, cosa que yo no había visto nunca. Le pregunté por ello y parecía ser algo normal. Y eso quedó ahí. Pero hace unos días, leyendo tranquilamente una novela (qué importantes los libros, como pasa con este, para dar respuesta a nuestras preguntas), me encontré casualmente que la protagonista hacía lo mismo, y allí la narradora contaba un poco el porqué y hablaba del fondo de este «trastorno por excoriación» (así parece que se llama) y fue entonces cuando quizá entendí un poco las posibles causas por las que aquella persona hacía algo a primera vista tan simple pero en realidad tan profundo. La de cosas que no sabemos de cualquiera que podamos tener delante. Y fue ahí que reflexioné, como con otras muchas, sobre las cosas que hacemos pensándolas normales, inocuas, salubres, cuando en realidad no lo son. O sí, porque qué es lo adecuado, qué es lo normal. Y ese es otro valor de este libro: hacerte despertar, cuestionarte, replantearte muchas cosas, aunque a veces sea duro. Y aunque haya mucho humor, que lo hay.

En definitiva, Por si las voces vuelven es un recorrido muy enriquecedor por el periodo de vida de alguien a quien hemos conocido mucho desde fuera pero nunca desde dentro. Es la demostración de que nunca sabemos por qué proceso interno está pasando la persona que tenemos delante. Es la experiencia personal de alguien que ha vivido mucho dentro de sí mismo, hasta niveles extremos, y que ha podido salir de ahí para contárnoslo. Lo dicho, qué importante es contar las cosas, y qué bien que Ángel Martín haya podido hacerlo. Ojalá más gente lo hiciera. 

Víctor González
 
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