LA SENCILLEZ QUE ESCONDEN LAS 'GRANDES DIFICULTADES'

Una de mis mejores amigas siempre contesta lo mismo cuando le planteas cualquier dilema o situación en la que dudas sobre qué decidir o hacer. La situación que se acaba creando tras exponerle mi ‘rollazo’ es siempre la misma o sucedánea:

[…]

Ella: “¿Qué es lo que más te apetece hacer?”
Yo: "Tal o cual cosa".
Ella: “Pues haz eso”.

Y fin de la conversación.

Y es que al fin y al cabo, a mí me da que la vida debería funcionar así. Este pequeño diálogo me resulta casi siempre (al menos a corto plazo) la solución a casi todo.

Hay una canción que dice: "crecer es darte cuenta de que la vida no es como esperabas, todo es mucho más complejo". Y sí, es fácil estar de acuerdo en que la vida resulta más compleja y dura a medida que uno crece pero… ¿hasta qué punto? Considero que escribir aquí sobre lo que supone en cada uno el hecho de ir creciendo es absurdo, ya que cada vida (y más en los tiempos que corren) sigue un camino distinto, y que por lo tanto, implica y requiere la asunción de determinadas responsabilidades y a la vez, la esquiva de otras tantas… Dependiendo del rumbo que uno tome, claro está.

Pero a todo esto, lo mejor de todo es que, contra lo que la mayoría piensa y el pesimismo defiende… cada uno SÍ elige y ha elegido la vida que está viviendo.

Encontrarás mil excusas para defender que no tienes la culpa de estar viviendo tal situación o que te ocurra tal desgracia… Y realmente estarás en lo cierto. Tú no siempre tienes la culpa de todo lo que te pasa, pero lo que sí que tienes, es el derecho, y sobre todo, la oportunidad e incluso la obligación, de tomar las riendas de tu situación y la mayor desgracia que te esté ocurriendo ahora mismo, y utilizarla de trampolín hacia tu próximo éxito, trofeo o causa de felicidad. De lo único que podrías considerarte culpable sería de quedarte ahí, sentado y sin mover un dedo por encontrar soluciones a la "desgracia" y por lo tanto, no hacer nada por continuar creciendo.

Hay un viejo y conocido proverbio que dice que lo único que no tiene solución es la muerte. Y es que los problemas en sí no existen. Existe lo que nosotros hagamos de las situaciones con las que nos encontramos. Existe la actitud con la que decidimos enfrentar un reto, un contratiempo, una falta, un abandono, una pérdida… Podemos decidir quedarnos ahí, frente a lo negativo que la situación nos traiga y preocuparnos, ofendernos, entristecernos, empequeñecernos, incluso explicarlo y repetirlo una y otra vez mientras no hacemos absolutamente nada para remediarlo…Si nos empeñamos, siempre, sin duda alguna, absolutamente siempre, tendremos algún motivo por el que estar tristes o poder quejarnos. El ser humano tiene esa capacidad, la de focalizar su atención sobre aquello que él mismo decida.

Día a día pasan cosas en el mundo, en nuestra vida, en la vida de los que nos rodean y en la de las millones de personas que no conocemos. Pasan cosas buenas, y pasan cosas malas. Hechos por los que alegrarnos y hechos por los que no. ¿Por qué tenemos esa facilidad en empeñamos por ver lo negativo en lugar de decidirnos a centrar nuestra atención en todo lo bueno que está pasando a nuestro alrededor y a nosotros mismos?
De verdad, se puede. Y en contra de lo que algunas filosofías y religiones nos quieran hacer creer, puedes hacerlo ahora mismo. Puedes hacerlo cada día al levantarte. Y en cada momento de tu vida.

No existen las personas eternamente negativas, ni malas, ni estúpidas, ni pesimistas, ni egoístas… Lo que existe es la creencia de que eso es así y las etiquetas que nos ponemos a nosotros mismos o que le ponemos a los demás.

Lo cierto es que cualquier persona, en cualquier momento, tiene la capacidad o el poder de cambiar cualquier pensamiento sobre sí mismo y cualquier actitud frente a la situación que tiene delante. Es absolutamente posible y todos somos completamente capaces de cambiar, desde lo que creemos sobre uno mismo, hasta lo que pensamos sobre los demás. Y así, cambiando lo que hasta ahora creías, y rompiendo barreras o desenganchando las etiquetas que le hayas puesto a los demás o a ti mismo, te estarás dando a ti y al resto la posibilidad de sorprender y sorprenderte. Que no es más que la posibilidad de vivir y sentir la vida de una manera que te da el poder de cambiar todo lo necesario para ser lo que quieras ser, y sentirte, por encima de todo, que eres y haces lo que verdaderamente deseas. Sin excusas, sin quejas. Sin culpas ni culpables.

Alba Villafañe. 
@alalba11 

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;