NI SE TE OCURRA EMPEZAR A LEER


No. No se te ocurra empezar a leer. Si todavía no has abierto un libro, quédate así. Todo irá mejor. Si crees en lo que te digo, deja de leer este texto. Si dudas, te explicaré por qué. 

No leas, porque si lees, todo aquello que veías a color se tornará una imagen turbia, sucia, incolora. No leas, porque si lees, todo será desengaño, dudas y porqués. No leas, de verdad, o te arrepentirás. 

Porque si lees, ya no habrá gente buena o gente mala, ya no habrá amigos o enemigos, queridos u odiados, amores o desamores. Ya no. Si lees, lo único que verás será el interior, único e individual, de los ojos de aquel que tengas delante. Podrás ver en él los demonios de Nietzsche, los cuervos de Poe, los cronopios de Cortázar o la soledad de Hemingway. Te lo digo porque lo he vivido. Si lees, ya no hay amada, ya no hay amor, ya no hay sentimiento. Solo hay letras, palabras, frases, cubiertas, papel y mundo. Mundo, hay otro mundo. Si lees ya no hay nadie a tu lado, están todos. Si lees ya no hay pareja contigo, hay, como mucho, dos soledades conviviendo. Si lees, tu vida es un continuo traspié diario que termina con la llegada del libro en la noche. La noche, porque todo el día es noche y la noche es noche también. Nos dicen que la muerte es noche, ellos no han leído. Porque si hubieran leído, sabrían que si lees, ya nunca más hay respuestas. Hay alegrías o hay penas, hay un jardín decorado de Azorín o las ruinas de un antiguo castillo de Beaudelaire, hay penas que ocultan sonrisas en Wilde o sonrisas que ocultan penas en Cervantes, hay fijeza en la rama del árbol con Mary Shelley y hay vuelo entre las nubes con Lorca, hay lágrimas con Jack London y carcajadas con Larra, hay esperanza en Santa Teresa, hay fatalidad en Woolf. Hay todo y hay nada, porque eso es leer. Yo no he llegado al fin de mis días, o eso creo y espero, pero lo imagino, y no puedo ver más que una cabeza rebosante de dudas, preguntándose por qué comenzaría a leer, regateando con cualquier fantoche de carretera secundaria al alba tirar a la basura todo lo que sé por la mitad de lo que no sé. Así lo imagino. Ya no es ahora, ya no es ese ahora en el que prometían unos ojos que tocan, unas bocas que miran, unos dedos que gritan. Ahora es nada, o lo es todo. Ahora es una mayúscula en la primera página o un punto al que le sigue el vacío en la página 1251. Ahora es la sonrisa de niño al coger tu primer libro o la lágrima interior al ver que ninguno llena el vacío que ellos mismos dejan. Ahora es eso y es esto. Ahora eres tú y soy yo. Ahora es Literatura. 

Víctor G.

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