ABUELA



¿Recuerdas las flores de la cayena? ¿Que su interior me colocaba en la nariz y decía que era Pinocho porque me hacía ver la nariz más larga?

¿Recuerdas los libros de colorear y los 'creyones' que con mucho cuidado colocabas en un lugar especial para que cuando llegáramos los pudiéramos disfrutar?

¿Recuerdas las comidas tan sabrosas que solías preparar? Ese sabor único, esa sazón que solo la da el amor.

¿Recuerdas la innumerable cantidad de peluches y muñecos que estaban en cualquier lugar?

¿Recuerdas la radio, que siempre estaba en la misma emisora, y que cuando sonaba una canción que te gustaba comenzabas a cantar? Y el cantante siempre se equivocaba de letra porque yo te oía cantar algo totalmente diferente. Te reías, pero igual continuabas con la canción.

¿Recuerdas que en un tiempo de mi adolescencia te olvidé y casi no te visité? Por supuesto que eso no lo recuerdas, nunca pensaste que no teníamos tiempo para ti, solo que estábamos creciendo y que teníamos que vivir nuestras propias experiencias.

¿Recuerdas las charlas, las risas, los cuentos?

¿Tu esencia, tu alegría, tu espíritu vivo?

¿Tu personalidad, tan contagiosa y espontánea?

Yo lo recuerdo todo, y no quiero nunca olvidarlo. Cierro mis ojos, y te imagino como siempre, como antes. En un lugar de mi memoria, donde ya no es posible en la realidad. Una casa cálida, un amor sin igual. Un beso, un abrazo, me enseñaste tanto con tu ejemplo de abnegación. No habrás hecho grandes cosas para el mundo, no inventaste un aparato tecnológico, no planteaste una teoría científica, no construiste un edificio. Eras una persona común, al igual que muchos, al igual que yo; pero en nuestra simpleza supimos y pudimos amarnos de gran manera. Y eso para mí, siempre será algo extraordinario.

Ángelica González.
@angelicagonzalez9843

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