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ÍNTIMA DISLOCACIÓN Y VOCES QUIETAS


Es una sensación triste: sola,
un vértigo acumulado en el
estómago.

un desprendimiento físico
de tu compañía, en esos 
momentos en que reconoces 
que te has ido de casa.

ese miedo que te agarra la 
vida por el cuello y se 
ahogan las ganas de ver 
los colores en el escenario.

ese pánico de que nada te 
pertenezca, de que tu vida 
se escriba con la insostenibilidad 
de las creencias.

ver que te vas, libre, bonitx y 
sonriente, y yo me quedo 
con la cáscara magullada, 
sintiendo 
simplemente un dolor agudo, 
una pérdida de sonrisas, 
unos trozos de vida 
que ahora viven lejos 
de mí.

si pudieras oír 
mi soledad.

mi presente se encierra en imágenes 
futuras, escenarios del mañana. Y 
el futuro se acorta, deja de existir 
porque el oxígeno apenas deja arrugas 
en la cama: inmóvil. A punto de ser.

y mientras tú sonríes, y llamas a la 
libertad, yo me siento presa de esta 
soledad mordaza. De este sentir 
prohibido e infectado.

te cuelgo en la pared como 
como algo lejano. a veces soy tan 
difícil de vivir. No quiero 
mancharte. Cuando veo que 
vuelas siento que ya está, que 
ahora lo único que vamos a 
compartir será la ausencia.

La falta de lx otrx.

Para poder seguir articulando 
esto que denominan 
tiempo y aprendizaje.

Patricia Bertolín.
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COSAS QUE PUEDEN PASAR CUANDO PARECE QUE NO PASA NADA


Definitivamente hay días que te sacan de un guantazo de la monotonía. Sí, es cierto que dicho así, de este modo, puede sorprender; como sorprende un caballo con tacones, una monja con leggins de colores o un bidón de gasolina en un parque infantil. Pero también es cierto que son cosas que pueden llegar a pasar, nadie  puede negarlo. 

El caso es que yo estaba a punto de enhebrar la cabeza del hilo de las nueve y media de la mañana, para ir, puntada a puntada, a por las diez, a por las diez y siete, directa a las diez y quince hasta llegar a las cuatro o, incluso,  a las ocho de la tarde-noche. Porque a veces los días son eso, ir dando puntaditas de hora en hora, en línea recta, sin más objetivo que el de no pincharte con la aguja. A veces la finalidad es clara: llegar a salvo, tan pronto como sea posible, a ese rincón borracho de almohadas y edredones dispuestos a proteger a una del mundo exterior. Claro, seguro que mucha gente sabe de lo que hablo. 

En fin. Como decía, estaba dispuesta a pasar un día plano y poco emocionante cuando, de repente, decidí que sería bueno poner por escrito todo aquello que quería cambiar en mi vida. Sí, mira, cosas que pasan. Qué quieres que le haga. Este tipo de pensamientos irrumpen sin pedir permiso previo, porque si lo pidieran se les denegaría rotunda e instantáneamente. Tonterías del tipo: sacarme de encima el maldito carnet de conducir; dedicarle algo de tiempo al inglés, que lo tengo abandonado; hacer algo de deporte de vez en cuando; volver a perderme en la montaña; leer los finales de los libros que aparqué en alguna parte. Y bueno, chorradas de esas, a montones. Ordenar los cajones del escritorio; sacar punta a los colores y aprender algo de matemáticas. De verdad, me da casi vergüenza que estas cosas puedan salir de mí, y más aún que les conceda algo de importancia. Pero está claro que, muy de vez en cuando, este montoncito de morralla quiere que le otorgue un trato especial. Y estaba dispuesta a hacerlo. Mira, me cogió con la defensa baja.

Está bien, cogeré un boli Bic - me dije - que será perfecto para emborronar un folio con algunas auto-proposiciones que, seguramente, esta misma noche arroparé suavemente entre bolsas de basura. También podría haber prescindido del boli y del folio y haberlo hecho directamente en el ordenador, que siempre ronronea por alguna parte de mi habitación pidiendo un poquito de atención. Pero no, un esquema o una lista de cosas banales nunca pueden escribirse directamente en un Word. Pues porque no, porque una se ve tentada de apuntar más cosas de la cuenta (por eso de la página en blanco y la facilidad del tecleo) o, mucho peor, se corre el riesgo, una vez viéndolo todo tan ordenadito, de querer llevar a cabo todo eso. Y eso sí que no. Ni pensarlo, vamos. 

Pues se me puso a mí en las narices que quería un folio y un boli (Bic, he dicho). Fue extraño. Quizá el destino mismo se vistió de negro y arrambló con todos los folios de mi casa para llevarme a otro lugar. Ve a saber, como he dicho antes, todo es posible y son cosas que pasan. La verdad es que no puedo dejar de afirmar que, cuanto menos, era raro. En fin, yo ya tenía en mente algo más que limitarme a hilvanar un puñado de horas que conformarían mi día, un plan mejor que el de asegurarme de que pasa el tiempo. Ya tenía un estupendo propósito que estaba abarrotado de auto-consejos que podrían llegar a cambiar mi vida. De ningún modo podía desfallecer ahora en algo tan nimio como lo es la búsqueda de papel. 

Ahora, al contarlo, ya voy atisbando ese guantazo del que hablaba. Entonces ni lo olía. 

Acabé en el patio. En el cuartito del patio, entre cajas y libros del colegio,  buscando una página en blanco (o media, media ya me servía). Madre mía, lo que llegué a encontrar en mi búsqueda, qué risas a solas. Notitas de esas que se envían en clase, a montones. Esquinas de libros plagadas de dibujillos. Un papel atestado de palabras en las que bailaban mayúsculas y minúsculas sin orden aparente, con letras temblorosas y tildes de grandes aspiraciones. (Eso fue de la época en que practicaba con la izquierda. Es que siempre he querido ser zurda. Los zurdos me dan una envidia que poca gente es capaz de comprender. Otros quieren ser rubios o morenos. Yo siento una gran nostalgia por la falta de “zurdidad” en mi cuerpo en general.)

Bueno, pues acabé por darme de bruces con una libreta amarilla. Las grandes cosas siempre tienen algo de amarillo. Mira sino el sol. O los patitos de goma. La ojeé y la hojeé. Páginas blancas, infinitas. Ya casi se me había olvidado lo que había ido a buscar allí. Siempre me ha dado una pena tremenda eso de arrancar folios de una libreta tan nueva. Pero vamos, que puestos a arrancar, arranco la última página, que es la que menos se lo espera.

Yo sí que no me lo esperaba. ¡Madre mía! Cuánto tiempo. Las últimas tres páginas repletas de letras de desconocidos, de frases desordenadas, de firmas y fechas. Recordaban a esos últimos días de instituto en los que te da por pasar una libreta a los compañeros para que te la llenen de recuerdos y frases absurdas que en otro momento tendrán la capacidad de hacerte recordar momentos excelentes. Pero bueno, en este caso no se trataba de eso. A ver, esto que voy a explicar ahora juro que es verdad. Es completamente cierto. 

Un día, uno como otro cualquiera, me levanté pensando que quería descubrir algo (esto antes me pasaba muy a menudo, demasiado frecuentemente para el gusto de muchos). Así que se me ocurrió caminar por calles por las que no solía hacerlo. Quería hablar con desconocidos. Pero hoy en día se necesita siempre una excusa para acercarse a alguien; sino te toman por loca. Además pensé que quería hacerlo de un modo especial, dando una oportunidad al mundo de expresarse. Así que hice lo primero que se me ocurrió. Inventé que era una estudiante de sociología y que necesitaba la colaboración de la gente para llevar a cabo un proyecto. Tenía tantas ganas de ponerme manos a la obra que ni siquiera le dediqué medio segundo a pensar qué tipo de trabajo iba a ser. 

Hola, muy buenos días – les decía con mi mejor sonrisa y la libreta amarilla en la mano – ¿podría prestarme unos segundos? Las caras de incomprensión no tardaban ni un segundo en aflorar. Verá, es para un trabajo de sociología… solo tiene que escribir una frase; no hace falta que tenga sentido, lo primero que le venga a la mente – continuaba yo –. Pues ¿y qué pongo?, ¿no hace falta que tenga sentido?, no sé qué poner – me decía la mayoría con una mezcla de emoción y curiosidad, por eso de hacer algo distinto –. Lo que quiera, señora, ponga lo que quiera. Y así. Algunos continuaban con preguntas; otros, los más, corrían a escribir lo que más les apetecía y otros, los menos, se negaban y seguían aferrándose a esa consideración de bicho raro que me habían adjudicado desde el principio. Fue una mañana realmente genial. Las frases que más espacio ocupaban rezaban cosas del estilo: “ya llega la primavera”, “hoy es un buen día” o “suerte”. Dejé muchas otras por leer, las que tenían la letra más pequeña. Pensé que al ser la escritura tan menuda la gente estaría confesando alguna especie de secreto y no sabía yo si estaría preparada para recibirlo. 

Sin embargo, el día en que encontré la libreta amarilla por sorpresa y por casualidad, me sentía libre de leer cualquier cosa, pues muchas de las confesiones ya habrían perdido parte de su valor. Por desgracia, no eran gran cosa, un puñado más de mensajes positivos y poco originales. Sin embargo, se me heló la sangre al llegar a una de las frases. No era especialmente singular, ni mucho menos, “cualquier día es un buen día” decía. Lo que me dejó de piedra, de hecho, no fue la frase en sí, sino la fecha. Pues la fecha que ponía era la del día en que me encontraba al leerla, el día actual. Es decir, cuatro años después. Vaya guantazo. De pronto, sin esperarlo, pasa algo así y apenas hace falta un cuarto de minuto para pasar de un “será casualidad” a un “flipa colega, cuando lo explique a ver quién es el loco que me cree”. A ver si va a ser verdad que existe el destino. A ver si ese alguien quiso decirme algo. Ni siquiera me acuerdo de su cara. Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte. Es que no me lo creo. 

Y bueno. Poco más. Lo que vino después fueron todo elucubraciones y una serie de ideas locas que de vez en cuando saco a pasear. Jamás sabré qué escondía todo aquello. Sin embargo me di cuenta de que, efectivamente, cualquier día es un buen día. ¿Para qué? Pues para lo que se quiera, hombre, para lo que se quiera.

Sammy.
@sarazamz

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¿Y PARA TI, QUÉ ES EL AMOR?


Quizás el amor sea eso; tomar gintonics, hablar sin parar y reír. Y nada más. Nada de volverte loca y hacer locuras tóxicas por alguien, ni llorar hasta la madrugada por lo que pudo haber sido. Quizás el amor sea sentirte bien con alguien y dejar que fluya todo, experimentar, comprender y complementarse. Quizás esa famosa chispa de la que siempre hablamos tiene nombre y apellidos y jamás se vuelve a repetir, quizás eso no es el amor y simplemente es saber conquistar y hacer feliz a la otra persona. Sin dramas, ni historias rocambolescas. El amor es bonito y sencillo, puro y transparente, y todo lo que no se adapte a ello son sentimientos tóxicos de los cuales hay que huir sin pensárselo dos veces. Porque luego, cuando las cosas se tuercen, esos amores pasionales y vacíos nunca están. El amor es estabilidad, es caminar por la calle de la mano sin prisa, no tiene nada que ver con besarte en una esquina perdida para que nadie te vea. En el amor no hay que esconderse. Es saber qué hace feliz a la otra persona y hacerlo, sin pensárselo. Es besarte y seguir haciéndolo en paz, sin tener esa inseguridad de si volverás a verle de nuevo. El amor es seguridad, estabilidad y por supuesto pasión. Pero esta pasión se consigue, se crea y se trabaja. Porque como bien dice el refrán; «lo que rápido llega, rápido se va».

Titanium.
@blancadepaco
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MAPA DE CARACTERES EN TU NO-CUERPO (CON RUIDO DE FONDO DE LA SÍSTOLE Y LA DIÁSTOLE)

Imagen: Irene Colell.

tengo un pedazo de carne en la mano 
y un grito desgarrado en las pupilas

el silencio se desdibuja suavemente 
por las grietas de mis contornos.

estoy a punto de todo. las 
cosas se desbordan desde 
mi cuerpo hacia el suelo 
Tengo los pies manchados 
de historias.

estas lejos y tu olor 
ha impregnado mi futuro. 
estoy con los brazos esperando 
tu cuerpo huido. Tu sangre 
es solo tuya.

hay un vacío que me ahuyenta 
de ti. haría de tu cuerpo un 
santuario y de tu cabeza 
un infierno.

el dolor es lento. un cuenta 
gotas. y acumulo gramos 
y gramos de espinas y 
oscuridades, de vidas 
silenciadas e invisibilizadas.

te tengo como principio, pero 
desde ahí no encajo: DEBO 
huir de nosotros.
encontrarme fuera de lo
que somos. Te dejo conmigo 
yo, me voy.

antes, quisiera que te quedaras un 
trozo de mí, esta carne que se 
desgasta en mi mano.

yo, el resto, me regalaré al 
absurdo. a la riSa y al olvIdo. 
al ahora. 
nada más que Esto.

Tu quédate con la historia 
yo me quedo con la piel

cuéntales a los oídos que 
anhelan, que enloquecí y 
que huí entre las trenzas. 
que creí ser otra, y quizás 
sí, una que no conocía. 
pero Diles que solo así 
sentía el circuito eléctrico 
de la vida, la humedad 
del movimiento.

Diles que nunca seré eterna
 y que muero cada noche. 
Diles que me he convertido 
en todo, pero que no me 
busquen (no tengo 
forma de nada) 
Diles que muchas veces el 
olvido es mi ansiolítico: 
dosis altas para sobrevivir (te,me,nos)

de mientras yo estaré 
diluida entre oxígeno,
tierra, arte y fuerza.

Patricia Bertolín.
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ES SU SILENCIO

https://victorianeuronotes.files.wordpress.com

No es su voz lo que me conmueve; no es por el timbre ni tampoco el gesto o su olor. Es su silencio; el lugar adonde les lleva.

Ese mágico sitio donde aguardan y al que consigo acceder durante un instante o dos.

Pues, a veces, soy la brocha manchada de ocre que reconcilia a un pintor monótono con uno de los cuadros más feos que ha pintado y al que curiosamente guarda con más celo.

Y, en otras, soy el dichoso espectador que, pese a situarme detrás de una catenaria de terciopelo, no puedo evitar ser cómplice divertido de otra caricatura hecha por un dibujante irreverente. Pese a desconocer el título y a veces el mismo autor, he confirmado finalmente mi sospecha de que todas tienen una misma víctima: la tierra y los muros; la madera y el dinero; y el tiempo y la prisa.

Nil Pujolràs Campmajó.
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MUJER


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El maestro se encontraba dando los últimos retoques a su nueva creación, cuando su aprendiz se acercó a él, sigiloso, temiendo romper su manifiesta concentración.

- Sé que estás ahí, ven a mi lado, no temas.

- No quería incomodarle, maestro – confesó acercándose y mirando a la inmóvil criatura que se alzaba frente a él -. Es muy hermosa…

- Y no solo hermosura posee, joven aprendiz. Estás ante mi mayor proeza – dijo el maestro satisfecho.

- ¡Vaya! ¿Y qué hará para considerarla como tal? – se atrevió a preguntar.

Mirándolo a los ojos, henchido de orgullo, el maestro comenzó a relatar:

- Esta divina criatura que he bautizado con el nombre de "mujer", será madre. Albergará durante nueve meses en su seno al futuro de su especie y lo parirá. Sufrirá al hacerlo, llorará y derramará sangre por el hijo que saldrá de sus entrañas pero pese a ello, lo amará, educará y protegerá ante todo y ante todos durante el resto de su vida. También será hija. Venerará a sus padres, los escuchará y cuidará cuando enfermen o la necesiten. Estará siempre a su lado, aunque deba dejar de lado parte de su vida, nunca les abandonará. A parte de madre e hija, también será compañera y amante. Querrá de manera incondicional a la persona que decida compartir su vida con ella. Formará un hogar cálido, limpio y acogedor, lleno de cariño y buenos momentos. Luchará por ello y no permitirá que nada lo destruya. Para conseguir todo ello será trabajadora. Tanto dentro como fuera de su casa. Le faltarán horas al día, pero lo hará. No habrá profesión que se le resista y pese a tenerlo más difícil que el hombre jamás se rendirá.

- ¿Podrá con todo ello, maestro? – preguntó sorprendido el aprendiz.

- Podrá. Para ello la he hecho fuerte, optimista, soñadora, responsable, intuitiva, alegre e inteligente. Sabrá escuchar, aconsejar y ser el hombro donde siempre el resto podrá llorar. Ella, lo hará en soledad cuando este triste y no pueda más, para no preocupar a los que la quieren. Delante de sus seres queridos siempre mantendrá una sonrisa, aunque esté rota por dentro, así ellos la verán feliz y no sufrirán por ella.

- Pues sí que es su mayor obra, maestro – confesó el aprendiz.

- Aún hay más – le explicó retocando el suave y sedoso pelo de la mujer -. Sus besos curarán, sus abrazos calmarán y sus palabras tranquilizarán. Su belleza será patente, siempre, aunque que ella intentará ensalzarla para tapar sus desvelos, su cansancio y el paso de los años. Antepondrá su familia a sus propios intereses, será generosa con los que lo merezcan pero sacará las uñas y su genio con aquellos que quieran dañarla a ella o a los que forman parte de su vida. Los incultos e ignorantes la llamarán el sexo débil por ser, aparentemente, más menuda y frágil que el hombre pero nada más lejos de la realidad. La debilidad no formara parte de su condición. Nunca.

- Es perfecta… - musitó el aprendiz.

- No, no lo es – contesto el maestro. El aprendiz lo miró extrañado -. Hay algo que no logró arreglar en ella. Un defecto que no consigo solucionar – admitió con pesar.

- ¿Y cuál es ese defecto? – pregunto el aprendiz con curiosidad.

- No logro hacer que se valore lo suficiente.

María de las Nieves Fernández,
autora de "Los ojos del misterio".
@Marynfc


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FUIMOS TAN INGENUOS


Cuando te das cuenta de que algo termina, siempre te acabas dando cuenta de muchas otras cosas más. Aprendes a distanciarte y a mirar la situación desde una perspectiva distinta. Quizás te vuelves más fría, con la cabeza colocada en su sitio y no en el pecho. Porque a veces intercambiamos el orden de las prioridades  y nos empeñamos en poner las cosas en sitios equivocados. 

Y mi sitio no era tu lado. Quizás lo sabíamos y solo jugamos. Como si jugásemos al parchís. Y tú fuiste la pieza azul y yo la roja, tú llegaste a tu casa y yo a la mía y ni siquiera nos comimos. 

Porque al fin y al cabo, fuimos esa bonita historia de amor que no llegó a nada, fuimos esos típicos amores de madrugada por mucho que forzásemos quedar a la luz del día. Nosotros éramos como los gatos, por la noche siempre pardos. Lo nuestro solo fluía con más de dos cervezas encima, cuando nuestros labios con sabor a tequila querían explorar. Fuimos ese golpe de pasión alejados de nuestras obligaciones y rutinas. Supimos crear ese mundo paralelo a la realidad, sin sentido pero nuestro.

Pero el quid de la cuestión fue que nunca supiste amarme, como tampoco lo supe hacer yo. Quizás nos faltó complicidad más allá de cuatro miradas y de cuatro tonteos. Quizás no tuvimos el ingrediente principal para poder hablar de amor, por mucho que durante un largo e ingenuo tiempo nos empeñásemos en creer lo contrario. 

Por eso, hay que saber cuando termina. Y recordar, que las puertas del pasado no hay que abrirlas ni para ver si ha cambiado algo, se cierran y punto. Y siento decirte que aunque cada trago de cerveza me recuerde a tus labios, tu puerta está más que cerrada y perdí las llaves hace ya un tiempo.

Titanium.
@blancadepaco
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PUENTES, PUNTUALES Y.

Imagen: Elena Zendrera.

hueles a altura 
te has fijado las raíces 
fuera de ti

tenemos que decirnos 
algo.

tus manos están arrugadas 
y cada vez tienes la piel 
más fotografía

el silencio es siempre 
la despedida, 
un suspensivo que nos 
permite escapar

nos vamos devolviendo 
los trozos que nos dimos, 
ahora con un pedazo más 
de corazón 
necesito un poco de (         ) 
para seguir

estás más cerca 
y veo historias íntimas 
por el eco de tu cuello 
tienes la piel más comestible 
de este mundo

no cortas. Deslizas tu voz 
por los margenes del dolor 
dejándome supurar lo que 
más amo de ti

- creo que no quiero estar aquí-
y rebusco entre tus pestañas a ver 
si encuentro la verdad de ese 'creo'
a veces no quiero ver por miedo: 
estás ya con medio cuerpo fuera 
de la posibilidad.

recién salida de 
la despedida es cuando 
más huelo a ti.

Patricia Bertolín.
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LA FLOR


Lo vio en sus ojos, era él.

Era él el hombre que protagonizaba sus sueños, o su vida, porque, ¿para qué llamar vida a eso que era peor que sus sueños? Como el perro que ve por primera vez una gaviota sobrevolando el mar y se olvida de que su temida agua le está mojando las patas, Elsa se olvidó de su parada subida al autobús, en aquel asiento que parecía tener más vigor que ella y que la llevaba de vuelta a casa después de otro monótono día de clase.

Estaba allí, lo tenía delante. No sabía si siempre él había estado allí, sentado, de espaldas a ella. No lo sabía porque nunca se había fijado. Odiaba la vista porque tenía que ser la herramienta que encontrase lo que creaba su mente. Pero sí, era él. Nerviosa, miró a los lados para ver si alguien notaba su estado, como si pensase que los nervios olían, como si creyese que el vuelo del flechazo lo había visto todo el autobús.

Se sentó a su lado, sorprendida de un valor que desde niña la miraba sonriente y alejado sin querer formar parte de ella. Se sentó a al lado de él y allí se rompió todo. ¡Qué mal olor desprendía aquel chico! ¡Qué cara de pena tenía! Como un resorte, saltó de aquel nuevo asiento que todavía no había empezado a saborear  su calor y volvió al suyo acostumbrado.

Él bajó del autobús, otro día más, igual al anterior. Se le acababan las esperanzas. Día tras día recorría la gris ciudad en busca de una chica que pintase de color su vida. Triste, comenzó a notar el olor que cada tarde subía del bolsillo izquierdo de su pantalón. Metió la mano en el bolsillo, cogió la flor seca y podrida que cada mañana renovaba con la esperanza de encontrar el cabello que encajase, y la tiró a la basura.

Lo extraño, según aquellos que le conocen, es que después de tirar la flor, seguía oliendo. A seco. A podrido. ¿Serían los sueños?

Víctor G.
@chitor5

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"QUIZÁS NADIE LO ENTIENDA, QUIZÁS NO LO HAGA NI YO"


Era lo único que nos faltaba. Yo pensaba que ya te tenía, que eras mío. Que lo único que nos faltaba era lanzarnos al vacío, apostar, pero hacerlo de la mano; los dos juntos. Pero, ¿qué hiciste? ¿Cómo pudiste subirme hasta las nubes, darme de beber del mismo cielo para luego tirarme al vacío, dejando que me pudra en el mismo infierno? Estuve a punto de vender mi alma al diablo. Estuve a punto de abrirte mi alma y mi vida, y todo para nada. 
Y lo peor de todo es que aquí sigo, enamorada de ti. Porque así somos. El amor nos universaliza a todos; nos pone en el mismo nivel. Da igual de que clase social, lugar, nacionalidad y cultura. El amor siempre te alcanza y no te suelta. 
Te enseña que todo aquello que “deberías hacer” no funciona. Que solo sale bien cuando sigues a tu corazón. El amor no entiende de reglas, solo entiende de sentimientos y no existe guía para ello. 
Y por eso, a todas aquellas personas que no entiendan que no puedo borrarme de la piel su último beso, me compadezco de ellas. Nadie entiende sus ojos, su mirada, su lengua. Y yo lo hago, y todo este amor que siento está por encima de todo lo que debería hacer y siempre será así. Pero me da igual, yo le elegí a él hace un tiempo.
Porque yo soy así; vivo, siento y ya luego si eso lloro. Como siempre he hecho. Pero de primeras, soy de las valientes. De las que se lanza a piscinas vacías y no se da cuenta de ello hasta que está con todo los huesos rotos, sin arreglo.
Pero recordar que cada golpe forma parte de vosotros. No os avergoncéis, ni os lamentéis. Sentíos orgullosos. Un día leí que la vida es aprender a sufrir por amor, y así estoy yo; conviviendo con ello. 


Titanium.

@blancadepaco



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SIN MÍ

Imagen: Irene Colell.

Las palabras que hablan de mí
se desintegran con el ruido 
del polvo.

Las miradas no serán para
 siempre y las miradas
 son el principio de 
la palabra.

Cuando hable de mí nunca
 será para siempre, pues mi 
mirada está atada al corazón, 
a los detalles, a lo vivo, 
a lo que se mueve de lugar.

Mi sentir es una especie de
protesta hacia 
lo que magulla mi carne. 
¿Cómo saber qué palabra 
usar? 
¿Cómo nombrar lo que sucede 
sin agarrarlo para siempre? 
¿Uso entre comillas, 
paréntesis?
¿Dónde encontrar un espacio 
de seguridad dentro 
de mis propios textos?

Hoy el riesgo no entra dentro 
de mi agenda.

La muerte tiene ese sabor 
a rancio: la muerte es pegadiza. 
En la muerte no hay ilusiones 
sólo espacio y tiempo, 
no hay huecos: hay llanuras 
con posibilidades invisibles 
a los ojos que esperan 
garantías. En la muerte los premios 
son mentiras.

y la alegría es un desliz 
hacia la perdida inocencia.

Patricia Bertolín.
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ENTREVISTA CON DIOS


-De usted...de tú...¿Qué trato es preciso que use?

-El que vean tus ojos.

-Mis ojos no pueden ver más que una silla vacía...

-Así es. Pero sí pueden ver todo lo que hay en esta silla vacía. Soy Dios y por tanto soy todo. Absolutamente todo lo que ha existido en este espacio y en este tiempo, y todo lo que aún ha de existir.

-Comprendo. Descartaré tutearle pues no me quedaría nada a gusto para su condición. Dígame, ¿Por qué me ha llamado a mí? Quiero decir, porque me ha elegido a mí y no a otro de entre los millares de mejores y buenos periodistas que existen en la faz del planeta (y ya me dirá usted si también del Universo)?

-Podría haber elegido a varios otros en efecto. Pero te he elegido a ti porque creo y veo representada cierta esperanza para la profesión y para todos los habitantes.

-¿En qué sentido?

-En que posees una juventud tanto física como intelectual, posees una ilusión de las que en esta era escasean y eso creo que es perfecto para lo que quiero transmitir aquí. Gracias a este hambre por crecer con la ilusión como bandera, considero que canalizarás de manera perfecta el mensaje que tengo que transmitiros.

-”Considero”...”Creo”...”Podría”...Me está hablando con palabras que denotan cierta duda. Si usted es Dios, ¡Tiene que saberlo todo!

-Soy Dios pero no perfecto, no te equivoques. No os equivoquéis. Tampoco soy nadie, recordadlo. No soy ningún hombre, ninguna mujer, ningún animal, ninguna figura con barba melenuda blanca y túnica inmaculada como os ha dado por representar. Soy el Todo y la Nada al mismo tiempo. Soy, en efecto, el Creador del Universo, pero eso no lleva inherente la condición de perfecto. Créame, hay un sinfín de situaciones de las que lamento profundamente que estén ligadas a mi creación.

-¿Las guerras? ¿Los asesinatos de cualquier tipo? ¿La muerte de un bebé?

-Por ejemplo.

-Pero si es el Creador, ¿Por qué no deja de crear todas estas situaciones que lamentamos?

-Veo que aún no lo has entendido. Soy el Creador del Universo, así es, pero no soy ningún condicionante del camino que tomará esa creación después. Para decirlo de un modo más didáctico: soy el Creador del minuto 0, pero el resto de minutos que transcurran no dependen de mí. No tengo el poder de destrucción, ni tampoco soy un visionario. Simplemente -y aunque suene tan irónico- soy el Omnipresente, he creado el inicio de todo y os conozco a todos vosotros, pero el mando a distancia para cambiar de canal, cortar de raíz las malas actuaciones o provocar eventos...eso no lo tengo...Ni creo que deba tenerlo pues depende de cada uno de vosotros.

-Nos conoce a todos nosotros... ¿Ese nosotros incluye más que este planeta?

-(Risas) Perdona que me ría, pero a veces me resulta tan gracioso ponerme en vuestra piel y ver que no habéis llegado a tan grandes obviedades...Por supuesto que hay más como vosotros en otros planetas. Muchos vosotros en muchos planetas. Entiendo que podáis dudar y que os queráis sentir tan solos y protagonistas a la vez, pero haced un simple cálculo matemático por favor...

-Lo hemos hecho y cada vez de forma más precisa. Lo lógico era pensar que sí había más vida e inteligente como la nuestra por todo el confín solar, pero eso no aseguraba nada...¿Y qué me dice de los universos paralelos? Usted debe saber si existen o no, cuántos, si estamos presentes en más de una dimensión a la vez.

-Por favor, ¡Qué inocencia! ¡Pues claro que existen! Por la misma lógica física-cuántica. Si incluso os estáis acercando de forma real en los últimos años con tantos y precisos libros sobre la materia. Sabéis de sobras que si caes en lo que os ha dado por llamar “agujero negro”, es decir en un campo donde la fuerza gravitatoria presiona y comprime el espacio-tiempo, es evidente que dentro de ese espacio-tiempo se necesita de otro universo para encajar toda esa dimensión...y así en cadena.

-¿Cuántos hay?

-¿Cuántos de qué?

-¿Cuántos universos paralelos? ¿Cuántas personas como yo existen en los demás universos?

-¿Tú te piensas que yo me paro a contar esas cosas?(Risas) Para mí es una absoluta obviedad y, por tanto, no le doy importancia. Existen muchos, muchísimos. No infinitos porque el término infinito no es real, pero sí que los suficientes como para que jamás podáis contarlos en su totalidad. Y más que se están produciendo a cada segundo...

-No me ha respondido a lo de las personas. ¿Estoy presente yo mismo en esos universos?

-Tú y yo también, ¿Qué te crees? Y todas las personas, animales, plantas y largo etcétera que conoces existen en todas esas otras realidades, en esos nuevos espacio-tiempo. Pero que seamos físicamente réplicas exactas no quiere decir que seamos los mismos, no lo olvides. No lo olvidéis.

-Es decir, que hay otro Dios por allí y otro periodista que aunque sean exactamente igual que nosotros...¿No somos nosotros?

-Así es.

-Le insistiría pero se me está agotando el tiempo y no quiero dejar de preguntarle por la muerte. ¿Con la muerte se acaba todo lo relativo a nuestra conciencia? ¿Dejamos de existir, de sentir...?

¿Lo ves? Soy Dios pero a menudo me olvido en las mantillas en que os encontráis en ciertos puntos. Me atrevería a decir que la muerte es una palabra que incluso carece de sentido. Tal y como vosotros la entendéis, la muerte no existe.

-Por favor, explíquese con más concreción.

-Sois vosotros los que tenéis que alcanzar a entenderlo, porque por mucho que os lo explique yo, no lograréis entenderlo como es debido. Pero si me insistes, lo intentaré ilustrar mediante un llano ejemplo: Ahora os resulta algo monótono poder viajar entre continentes, en apenas unas horas, poder volar de un continente a otro. Hará unos cinco siglos atrás que encontrasteis el nuevo continente.

Por aquel entonces tal porción de tierra os era una auténtica dimensión desconocida, os era algo inimaginable que escapaba a vuestra razón. ¡Y tiempo atrás incluso pensabais que vuestra estrella giraba alrededor de vuestro planeta! Y ahora os reís de tal erróneas creencias ¿Verdad? Pues con la muerte pasa exactamente lo mismo. Es un nuevo continente por descubrir y que descubriréis, es otra obviedad más de la Creación, de la existencia, pero que ahora os resulta una auténtica dimensión desconocida que no alcanzáis a comprender.

-Y cuando comprendamos esa nueva dimensión que es la muerte ¿Será esta para bien o para mal?

-Ni siquiera comprendéis qué es el bien y qué es el mal. ¡Qué palabras tan vacías!

-Se me acaba el tiempo y tendría más de un millón de preguntas por hacerle y no sé si tendré otra oportunidad de poder hacérselas en una próxima ocasión. Pero usted me llamó por algo, para transmitir un mensaje. ¿Cuál era?

-Claro, te he llamado para transmitirte un mensaje...pero es que ya lo he transmitido en el transcurso de nuestra entrevista. Tú sugieres el mensaje con tus preguntas. Quería transmitiros que estoy aquí, como te he demostrado; pero que esta existencia comprobada en nuestra charla no ha de serviros más que para seguir avanzando en vuestra especie, en vuestra unión hacia el presente y el futuro. Utilizad las distintas religiones de las que os servís si os hace falta...Al fin y al cabo creer en mi existencia también es otra religión, otro ejercicio de fe, que no me molesta en absoluto y que considero imprescindible para vuestra evolución. Seguid con las mismas herramientas que habéis llevado hasta ahora...No os puedo prohibir absolutamente nada como ya te he comentado...Si queréis asesinar, adelante; si queréis cargaros de conciencia e injusticia, yo no soy nadie ni debo acabar con tales prácticas. Tan sólo existe un camino que pueda de verdad liberaros de esa carga: daros cuenta por vosotros mismos. Todos. Sin excepción alguna. Será entonces cuando os llenen otras cargas vinculadas a la ilusión y a la esperanza, a la pasión de la que os serví por vuestra sangre y al entendimiento mutuo entre especies y hábitats.

-Por favor antes de terminar. ¿No me puede dar siquiera algún tipo de información más concreta, alguna pista con la que podamos armarnos de esperanza, en lo relativo a la existencia de otros mundos en nuestro propio Universo?

-Está bien. Te diré tan sólo el nombre de uno de esos planetas en los que conviven seres muy similares a vosotros: La Tierra.

Daniel Arrébola.
@dani3arrebola
@apetececine
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EL OTRO LADO DEL SOFÁ


Una noche miré a la luna y le pedí un deseo: “Llévate todo aquello que no necesite”, y de la noche a la mañana desapareciste. Estuve un tiempo atormentándome hasta que me di cuenta de que parecía tonta. Porque las cosas, igual que las personas, cuando no son necesarias para vivir, desaparecen. Y de esta simple manera, me di cuenta de que tú no estabas hecho para mí. Yo también te dejé marchar, aunque todavía me paso algunas que otras madrugadas despierta intentándoselo explicar a mi lado del sofá, a mi solitario corazón, a mi cintura, que pregunta instintivamente por tus caricias y a mis labios, que por mucha agua que beba, la sed no logra desaparecer; que solo se sacian contigo me dicen… 
¡Qué bien acostumbrados están!

Titanium.
@blancadepaco
http://titaniumrules.tumblr.com/
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POST-DECISIÓN

Imagen: Elena Zendrera.
Me gustaría liquidarme en tus pupilas
Que la sangre se diluya en tu iris
Y ser en tu mirada algún rincón para siempre
Escribir me salva de este mundo
Me salva de los muros que yo misma me construyo
Escribir es saltarse las propias normas
Es subvertir tu propio orden
Es rehacerte con lo que llevas puesto

Me gustaría quedarme un momento
Y vivirlo poco a poco
Que se escaparan por los huecos
Las ganas de que esto se dilate en el tiempo
Y que solo quede la carne, el deseo y una
Masa inocua, translúcida: un impulso, tus ojos 
Y otra vez desorden.

¿Quién dijo que la vida era bonita?
Despedirse, dejar eso, aquello, ahí, allá
La soledad de la vida amputada,
Tu recuerdo se me clava y
Me pincha tan fuerte que
Reviento, 
reviento porque
No debo sostenerme, no puedo liquidarme
En tus pupilas porque ya no estoy 
En ellas.
y el espacio por donde me viajas 
se cubre de un color que raja 
el equilibrio que intento escribir
Escribiéndome en forma de sangre la piel
Y vuelves a gritar desde mi voz
Y te pinto una y otra vez mas allá
De ti. No puedo escucharte

Tu cuerpo se escribe con encriptaciones

Vivirás. Vivirás jodida. En mis cuartos 
Oscuros.

Patricia Bertolín.
 
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