ESPERANZA


Un tímido rayo de luz iluminó cada esquina de su cuerpo. Adoraba dormir así. Para ella, que el sol iluminase cada rincón significaba que era un nuevo día y que por eso, la vida se resumía en nuevas oportunidades. Día tras día. Era una bonita forma de pensar, quizás ingenua o quizás esperanzadora; pero eso le permitía vivir en paz, tranquila. Significaba creer que cada día puedes permitirte el lujo de vivir al límite porque aunque te equivoques, todos esos errores caerían con la noche y el sol saldría al día siguiente solo para recordarte que puedes empezar de nuevo, de cero. 

Todas las mañanas después de dejar que la energía esperanzadora del sol se clavase en su piel, se ponía en pie con la única finalidad de buscar desesperadamente café. Su droga favorita. Antes tenía otros vicios. Uno de ellos, abrir los ojos y buscar desesperadamente unos bonitos labios que le daban los buenos días, cada mañana. Pero ahora su cama estaba vacía y había suplantado una falsa compañía por un café sincero. Desde su partida todo había cambiado, incluso ella misma. Pero debía continuar. Esos labios jamás volverían. La esperanza se convirtió en su estilo de vida. Aunque cada noche le confesaba a la luna lo mucho que le echaba de menos y se fundía en las sábanas con el único fin de buscar una explicación a la marcha de esos labios que le permitían empezar el día con una sonrisa sincera.

Blanca de Paco.
@blancadepaco

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