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SUSURROS QUE ME DEJASTE


No sé por qué hoy prefiero susurrarte...
puede que estés cerca y la luna no lo sabe,
quizá es porque la noche no permite que le hablen
o quizá porque me cuesta poco imaginarte.

No sé por qué me permites hoy susurros,
si hace tiempo que en silencio me gritaste...
quién sabe si hay palabras que dejaste,
puede que tu viento rompa muros.

Te voy a susurrar ya que me permites,
a lo mejor es la última vez que me dejas...
puede que la primera no sea cierta,
o puede que una noche te grite y no me necesites.

D.A.C.
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YA ESTÁ AQUÍ


La llegada de la primavera es la señal más clara de que por mucho que haya un largo invierno, lluvia y frío; siempre acaba saliendo el sol. 
Y así con todo en la vida. Por muchas lágrimas que caigan, acaban desapareciendo. Un maravilloso círculo que nos permite creer en las segundas oportunidades, en el caer y levantarte, en el desamor y en el amor otra vez, en las idas y en las venidas, en los besos sentidos que se repiten y en todas aquellas personas que se despiden sabiendo que van a volver a aquel lugar en el que han sido felices. Por eso, porque el sol brilla, por las noches largas y por los casi amores de verano; bienvenida sea la Primavera.

Blanca de Paco.

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CUENTOS CHINOS


No existen las princesas, ni los príncipes, no existen las hadas, ni los corceles blancos a lomos de los cuales montan caballeros de brillante armadura, no hay sangre azul, no hay bosques mágicos, ni minotauros, ni brujas, ni dragones, no existen héroes, ni malvados, no hay ningún castillo esperando, no trepará nadie por una enredadera a no ser que quiera matarse, no hay genios de la lámpara, ni sirenas, ni lugares que esperan más allá de las estrellas, ni conjuros, ni alfombras voladoras, ni leñadores que vengan a salvarme, no hay manzana envenenada y mucho menos beso de amor verdadero capaz de salvarte de una intoxicación y siendo realistas yo no confundiría a mi abuela con un lobo vestido con camisón, ya puestos tampoco acariciaría una rueca con el dedo, las bestias a menudo son solo bestias y no hay por qué intentar cambiarlas, y ninguna parca teje nuestros destinos, los unicornios y los pegasos son poco probables y el polvo mágico no dura más de 15 minutos por lo general, ni príncipe, ni caballero, ni héroe, ni leñador vendrán nunca a salvarnos.

Pero puestos a tener a alguien al lado, hay que andarse con cuidado, que más vale un hombre valiente, que un príncipe malcriado. 

Alba Ferrer.
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NUESTRO SECRETO


Me veo sonreír en el reflejo de tus ojos y me doy cuenta que eres el único que lo sabe. 

El único que sabe quién soy cuando río, cuando me buscas y me encuentras, cuando provocas mis suspiros, incluso cuando me haces daño. El único que conoce mi mirada perdida al despertar, la curva de mi espalda y quien conoce la forma de encogerse mi cuerpo cada vez que te acercas más de lo debido. Y realmente, de todas las personas de este mundo; solo lo sabes tú. 

¿No es eso suficiente?

Blanca de Paco.
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POR ESO ESCRIBO


Hay cosas que deben compartirse. Desde luego no hablo del “deber” como obligación, sino como necesidad. De vez en cuando aparecen cosas que son tan tan grandes que difícilmente uno puede guardarlas  dentro de sí mismo por mucho tiempo, porque si eso pasa, la cosa en cuestión empieza a cobrar vida; uno siente como empieza a palpitar, a hacerse grande, a ocupar todo su espacio, a adherirse con el interior de la piel. 

Hay cosas que tienen el tamaño de los grandes secretos, por eso, el que guarda uno de esos debe llevar siempre un par de servilletas a mano, para poder limpiarse de las comisuras de los labios cada una de las pequeñas marcas que van dejando las palabras que, desesperadamente, pretenden, sin conseguirlo, ocultar una verdad contenida. Y es que siempre hay algo en todas esas cosas que uno encierra que necesita urgentemente salir a la luz, ser compartido. 

Sin embargo, no siempre es fácil dar rienda suelta a todo esto. De repente, puede pasar que choques de frente con una gran verdad, con algo único, algo lo suficientemente especial como para no ser proclamado a los cuatro vientos y que, a su vez, te hace intuir que no debería ser escondido. Algo delicado. Pero ¿cómo ponerte a explicar según qué cosas sin que te tomen por loca? Y luego, por otro lado, está el lenguaje. ¿Cómo vas a usar la misma herramienta que usas para comunicarle al mundo que necesitas ir al baño, que te pica la espalda o que te aburres, para traducir la esencia de algo tan maravilloso u oscuro? Y es que a veces, es curioso como las más grandes verdades son tachadas de falsedad mientras hay mentiras que viven entre nosotros disfrazadas permanentemente de certeza. 

Por eso escribo, porque he descubierto que las verdades cuando son tratadas como mentiras son más fácilmente acogidas en el seno de quien las lee. Escribo para disfrazar de fantasía la esencia del Universo, para despertar con las palabras esa parte del cerebro que, mientras lucha desesperadamente contra una razón pragmática y encuadrada, nos dice que hay algo de cierto en todos esos cuentos de hadas. Por eso el cine, por eso el arte, por eso la literatura y la danza, por eso nosotros, porque hay algo maravilloso que continuamente se nos está escapando, algo que supura y que nos da miedo mirar de frente y nos obliga a asumir que nosotros estamos hechos de esa misma materia. 

Así, Steven Spielberg quiso compartir, de algún modo, esa palpitación en el pecho que le decía y le hacia saber que había algo más en el Universo, supo disfrazarla de cuento para que pudiésemos abrazarla sin sentirnos atacados por una información que desconoce la razón y que bien entienden los sentidos. Así Borges nos habla del gran Aleph y nos deja entrever los vestigios de la Verdad. Así Murakami nos adentra en la fantasía que también contiene nuestro mundo. Así yo intento traducir lo que duerme en mi pensar y vive en mi pecho.

Sara C. Labrada.

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SENTIMIENTOS TÓXICOS


Y es que hay días que no te entiendo ni yo. Días en los que combatirías en guerra por verme y días en los que te escondes bajo el amargo velo del amor. Días que lo das todo y días que no das nada. Eres esa montaña rusa que aconsejan no subir. Y dime amor qué hago si ya estoy arriba; sin cinturón, sin ningún tipo de seguridad. Esperando la caída libre y sé que depende del día que sea, como te va a días, estarás o no para salvarme. 
Y así estoy. Esperando (te) a que sientas de verdad y a que no sea tarde. Al fin y al cabo, los límites existen y cada día haces que me acerque al mío. Pero a mí también me va a días; días en los que quiero sentirte cerca y días en los que prefiero olvidarme hasta de mi misma. 

Blanca de Paco.
 
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