0 comentarios

EL TENEDOR DE LIBROS – JOSÉ LUIS MELERO

A José Luis Melero se le podría definir con dos palabras: libros y Zaragoza. Bibliófilo empedernido y aragonés hasta la médula, este escritor español se ha consagrado como uno de los mayores expertos y propulsores de la literatura aragonesa. Autor de libros como La vida de los libros (Xordica, 2009) o Escritores y escrituras (Xordica, 2012), José Luis Melero ha dedicado su vida a la búsqueda y posterior adquisición de todo tipo de libros, conformando una biblioteca personal envidiada por muchos y envolviendo su vida de unas letras que están en deuda con él. 

En El tenedor de libros nos encontramos con 123 artículos que él mismo publicó entre los años 2012 y 2015 en el periódico Heraldo de Aragón. Estos, dedicados a su amigo José Antonio Labordeta, tratan temas que van desde lo personal a lo histórico, de lo anecdótico a lo permanente; pero siempre con un nexo común: el amor a los libros. Para Melero es inevitable lanzarse a la escritura de alguno de sus artículos sin acabar mencionado algún título, autor o anécdota literaria. Y es que no hay mejor descripción para este escritor aragonés que la del propio título del libro: El tenedor de libros. Eso es lo que él es, en lo que se ha convertido y lo que le ha permitido adquirir esa perspectiva que da la lectura de libros, en su caso, una lectura incansable y difícil de calcular. Mención aparte merece el prólogo o liminar, la mecha que consigue encender de manera viva la llama del interés en el lector. En solos dos páginas, Melero consigue deshacerse en pasión hacia los libros y hacia todos los artífices de literatura, tocando el corazón de todo aquel que coja esta obra. Porque El tenedor de libros exige un lector devoto, un amante de la palabra escrita, un loco de la literatura que vea con sus propios ojos que no es solo él quien se pierde durante horas en librerías de viejo, que no es el único a quien se le acelera el corazón cuando tiene un libro deseado entre sus manos.

El tenedor de libros es una enciclopedia ilustrada donde conocer más y mejor a personajes como Azorín, Galdós, de la Serna o Gide; un lugar acogedor en el que pasear por las calles de Zaragoza, París o Londres; un mar abierto donde bañarse en letras. En definitiva, ‘El tenedor de libros’ es la reflexión personal y la exposición total de alguien que vive por y para los libros

Víctor González.
@chitor5

COMPRAR LIBRO:

0 comentarios

EL ARTE DE APRENDER JUNTOS - JIDDU KRISHNAMURTI

Ante un libro como El arte de aprender juntos de Jiddu Krishnamurti solo podemos rendirnos a aquel proverbio latino – que aún hoy sobrevive – del ‘verba volant, scripta manent’. Y es que gracias a Ediciones Obelisco podemos tener, ya para siempre, la sabiduría que este filósofo repartía en sus conferencias guardada en nuestra biblioteca.

Dijo el Nobel de Literatura Bernard Shaw que Krishna – como se le conocía familiarmente – era «el mayor maestro del mundo» y, tras leer alguno de los libros que recogen sus conferencias, no se puede estar más de acuerdo con tal afirmación. En El arte de aprender juntos, el lector será llevado de la mano por este sabio orador a un lugar que parece tan lejano estando tan cerca, al interior de nosotros mismos. Buscando el dejar a un lado la reflexión y el pensamiento, Krishnamurti anima a su oyente – en este caso lector – a bañarse en el mar de la nada, a lanzarse al vacío para quedar en él y trabajar, a partir de ese momento, en vivir el día a día a través de ese flotar armónico. Estamos atados al miedo y toda posibilidad de acción está siempre marcada por un razonamiento previo que hace que esta hipotética acción a realizar acabe siempre modificada y amoldada a lo que queremos ver de ella y no a lo que ella es. Con El arte de aprender juntos, el lector podrá darse cuenta de que hay posibilidad de ver la naturaleza de las cosas sin el poder del experimentador, sin modificaciones, tal y como ellas son. Para ello, no hay otra opción que romper con las ataduras de la mente, aquellas que nos llevan a la duda, al dolor, al sentimiento y a la posterior repulsión. Hay que dejarse empujar por el viento total para olvidar de una vez que la vida se divide en fragmentos que nosotros adaptamos a nuestra manera de ser; la vida es un todo que nos invita a entrar cuando ya no queda nada de lo que despojarse. 

Toda esta sabiduría, y mucho más, en una serie de conferencias en forma de diálogos que Krishnamurti tuvo en Londres y Shaanen en 1965. Dicen que los diálogos no sirven para escuchar al otro sino a ti mismo, que su finalidad no es responder a lo que te preguntas sino siempre responder a lo que tú te preguntas. Y no puede ser más cierto en este magnífico libro, donde el diálogo se transforma en voces totales con vida y mundos propios que llevan dentro un poderoso mensaje: la invitación al cambio. Un cambio que, gracias a Ediciones Obelisco, podemos leer una y otra vez sin el miedo – ese maldito enemigo – de que se vaya volando como la voz. El arte de aprender juntos es la petrificación de un mensaje que acaba convirtiéndose en libro de apoyo para esos momentos en los que el viento de la duda azota nuestros barcos. 

Víctor González.
@chitor5

COMPRAR LIBRO:

0 comentarios

LA HERIDA SE MUEVE – LUIS RODRÍGUEZ

Lo afirmo categóricamente: Luis Rodríguez es el mejor trilero de España. Como unos críos ante la mesa y sus dos vasos, los lectores de este sorprendente libro empezarán a leer sus páginas avisados, por los que entienden, de que hay truco, y lo buscarán mientras el farsante mueve sus manos, y no lo encontrarán. Nunca.

La herida se mueve es una gesta, tanto de técnica como de contenido que introduce al lector en un laberinto del que solo se puede salir no saliendo. Porque Luis Rodríguez, bañándolo todo de contradicción, ambigüedad, polos opuestos, es decir, maniqueísmo, ajedrez, patafísica, Marcel Duchamp, abofetea al lector con dos puntos desencontrados que se cruzan constantemente para crear algo así como una narración. Pero en él sí hay punto medio: los posibles, el «quizás». Pongámonos en situación, si eso es aquí posible. Si algo de la trama puede sonsacarse es que Genaro busca a personas. Y solo esto, porque la clave en la no novela de Luis Rodríguez – o nivola como diría Unamuno – es la melancolía perenne de la narración. 

Decía Hegel algo así como que el mundo es una comunidad de yoes, pues bien, aquí no hay más que una comunidad de eso que dice el título, de heridas que se mueven, pozos andantes de almas petrificadas, ángeles sin alas, con ellas rotas o rozando con el suelo. El lector se encontrará con un sinfín de personajes siempre marcados por un rasgo trágico, andará por las entrañas de ellos como tanto deseó hacer Zola en su naturalismo, verá el oscuro y roto interior de los cuerpos que andan por inercia. Todos. Todo ello de la mano de un narrador que está por encima de su propia narración, capaz de adelantarse a ella, obviarla o incluso transformarla. Un narrador tan desencantado que baña con ese malestar todo su relato, pero también al lector y a la novela en sí misma; y que obliga a quien tenga delante a una actividad constante, a la atención máxima, porque nada en La herida se mueve es desechable. 

Hay algo del Don Juan de Tirso (¿?) en Genaro y es probable que no sea esa caza burlesca de lo femenino sino el sentirse perseguido por un temor: el peso de la culpa, el miedo último y único en el mundo del que derivan todos los demás: el miedo a la muerte. Luis Rodríguez, a lo Woody Allen, es capaz de crear una obra maestra e introducirse a sí mismo en ella siendo alguien que exige estar atento para verlo bien. En definitiva, La herida se mueve sacude tanto al lector que este acaba dudando de si lo que ha leído es una invención de la mente trastornada del protagonista, de si hay algo de real o si lo es todo. Pero esa es la gracia de la novela, no serlo, romper con las más comunes preguntas que llegan al acabar un libro. La herida se mueve no pide preguntas ni porqués, ni qué ha sido esto ni qué significa, La herida se mueve solo pide dormir y descansar en nosotros. Algo que consigue sin nuestro permiso. 


Víctor González.
@chitor5 

COMPRAR LIBRO:




0 comentarios

EL INSTANTE DE PELIGRO – MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ

La fotografía es recuerdo. Más allá de la técnica, las imágenes sirven para recordar aquello que puede ser susceptible de olvidar, aunque sea la vivencia más especial de nuestras vidas. Porque al final, el recuerdo no es sino pura química en nuestro cerebro.

En un momento en que la fotografía forma parte de lo efímero y de lo alcanzable para todos, Miguel Ángel Hernández muestra en El instante de peligro (Anagrama) las mil y una caras de una imagen y las posibilidades que las técnicas ópticas ofrecen para recordar las emociones más intensas. Profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia, Hernández ha sido Research Fellow del Clark Art Institute de Williamstown, en Massachusetts (EEUU), punto de partida de su novela. La perspectiva que alcanza en la historia no está muy lejos de la sombra de las películas sin dueño que el protagonista, Martín Torres, debe analizar como proyecto artístico de la joven italiana Anna Morelli, reconocida artista y con gran potencial en el arte contemporáneo. Tras contactar con ella, Torres vuelve al campus del Clark después de nueve años de su primera estancia. Nueve años después de su romance con Sophie, su gran amante. Nueve años de idas y venidas de su matrimonio con Lara, su gran amor. Nueve años después de creer que las relaciones amorosas abiertas podrían no herir a nadie.

Nueve años después de su marcha del centro, todo ha cambiado. La tesis que tenía que terminar después de su primera estancia en el Clark todavía no ha sido terminada. Y nunca lo estará. La rutina ha abatido a este historiador, que a su regreso al Clark ya nada conmueve, ni tan siquiera el arte. Pasear por las galerías le pesa, le aburre. Prefiere dejar más emoción disponible para los otros visitantes. Que toque a más por cabeza. Sin embargo, su estancia en el instituto americano le abrirá los ojos al auténtico arte, al más puro y absoluto. Morelli le propone dotar de historia a una serie de películas grabadas en los sesenta consistentes en un plano fijo y una sombra de una persona a la que no se le ve el rostro. Unas fotografías encontradas en la misma maleta donde se hallaban las cintas conforman el gran misterio por resolver en clave artística para Morelli y Torres.

Pero la literatura también es recuerdo. Torres complementa el proyecto de Morelli, titulado Fuisteis yo, con la escritura de la historia de aquellas películas. El escritor usa una de las más bellas referencias al narrador y cuenta la historia al lector como si fuera una carta a Sophie, su amante más importante, a quien conoció durante su primera estancia en el Clark. Por su parte, Morelli complementa el proyecto con una curiosa acción artística: borrar la imagen de las fotografías halladas mediante productos químicos que no dañan el papel, sino que solo eliminan la tinta.

Las continuas referencias artísticas e históricas y la combinación de estas con la trama amorosa y personal del protagonista alcanzan un nivel de inteligencia literaria explosiva. La novela, que ha sido finalista del 33º Premio Herralde de Novela 2015, confirma a Hernández como narrador después de su debut, Intento de escapada (Anagrama, 2014). Hernández demuestra una gran sensibilidad relacionando la gran cantidad de información de técnicas fotográficas contemporáneas y cine experimental en un trazo narrativo claro, determinante para enganchar al lector desde la primera frase. Para ello, usa reflexiones de Walter Benjamin para abrir cada capítulo y sentenciar el porvenir de los personajes con sus reflexiones estéticas y puras. La ausencia de historia es, precisamente, la base del libro. La no existencia de un relato que acompaña las imágenes encontradas da libertad a Morelli y a Torres para apropiarse de ellas. Hasta la dedicatoria del libro forma parte de la misma trama literaria. Hernández dedica la novela «a los ausentes, a las historias borradas». Lo inexistente nunca fue tan tentativo de narrar –y de devorar con la lectura.

Karen Montero.

COMPRAR LIBRO:
1 comentarios

CONFLUENCIA – MARÍA NIEVES FERNÁNDEZ

Decía el poeta estadounidense James Russel Lowell que «los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra». Y algo así es lo que ocurre en esta magnífica novela de la que hablamos hoy. María Nieves Fernández coge al lector como si de un marionetista se tratara y lo lleva, a su completa voluntad, de personaje en personaje, de cabeza en cabeza, por un sendero tan embriagador y satisfactorio que al acabarlo - trágico momento -, acaba creando en nosotros una triste dependencia. 

Confluencia es la secuela de la primera novela de esta escritora ciudadrealeña – Los ojos del misterio – en la cual, a partir de dos personajes secundarios de esta primera, se extiende toda una trama de fantasía, sacudidas y sobre todo buena literatura, que es lo que mejor caracteriza a María Nieves Fernández. Nayla, una chica que siempre se moverá entre un deseo natural de romper con las normas y un orden lógico impuesto por su entorno, se verá de pronto atraída por un desaliñado inspector de policía que aparecerá en su vida para quebrar la rigidez cotidiana que tanto le había costado construir alrededor de un marido ejemplar, un trabajo estable y una atmósfera sin esquinas punzantes. Junto a Adrián, el inspector, se verán introducidos en un mundo que nace de ella, un mundo de magia que creía tener controlado. Por la fuerza sobrehumana que explota en su hijo, la energía que nace de su interior y la obsesión por la búsqueda de respuestas del policía, Nayla se dejará llevar por una corriente donde a cada tramo se le presentará un obstáculo el cual, solo con el profundo conocimiento de sí misma, podrá superar. De la mano de estas mentes que atrapan y no sueltan, el lector también se verá llevado a la Inglaterra del siglo XVII, donde conocerá la historia de Mary y William, donde vivirá tragedias y amoríos, donde sufrirá en sus propias carnes la caza de brujas, las injusticias por odio, las viles acciones a las que lleva el poder desmesurado. Entre esos dos mundos distintos, entre esas dos épocas separadas por tantos años, un hilo invisible conectará a todos los personajes y provocará que su sombra llegue hasta nuestros días para acabar, en este preciso momento, en una batalla tan bien tratada que acaba dejando marca incluso en el lector; pero no en la piel sino en su corazón. 

María Nieves Fernández conjuga con maestría recursos que recuerdan a grandes escritores como Agatha Christie y ese talento por dejar las pistas en el lugar más adecuado que la llevó a confesar, algo que se ha conseguido en esta novela, que «el detective nunca debe saber más que el lector»; o a Patrick Rothfuss por ese manejo de dos tiempos distintos, por ese viaje con éxito a un pasado de tabernas, moteles y pueblos de caballería cargados de una atmósfera fantástica; o incluso al gran Stephen King por esos cliffhangers de cada final de capítulo. Todo ello, convierte a Confluencia en una novela que desprende olor a cine, que convierte el tiempo de su lectura en un viaje acomodado a través de la imaginación.  Si lo que se busca con la literatura es entretener, divertir, conseguir que el lector se abstraiga por un tiempo de todo lo que nos sacude diariamente, solo se puede decir aquí que María Nieves Fernández ha pasado de alumna aventajada a profesora. Y que nos siga enseñando. 

Víctor González.
@chitor5


 
;