¡AIRE!
Al soplar sale aire de la garganta dolorosa. Ahora chispea con talento engolado
tras arder desocupada en carraspeos.
Párpados
hacia arriba bajo el perímetro lleno de arrugas. Estas sellaron un sinfín de
recuerdos. Respira, palpa, mira, evoca ¡VIVE! Apenas segundos después de no
hacerlo... ¡Y cómo vive! Los músculos inquietos reclaman un vals de movimiento,
como si todo ya no estuviera hecho... como si todo estuviera por hacer...
Es
presente. ¿Y el pasado? Cuesta recordarlo sin futuro en sus manos cada vez más
llenas de seda... cada vez menos crudas. Anhela charlar, auxiliar emociones de
almas descuidadas, subir a su tejado construido de erudición y costumbres. Mas dura poco al llegar arriba. El cerebro
advierte fatiga de ser el único artista. Músculos, nervios, tendones del cuerpo
prefieren coger el testigo y ser protagonistas. La madurez mató al intelecto y
la evidencia es máxima como lo son los segundos que huyen apresurados de su
hazaña.
¡Con
qué prisa se enamora! Con qué ímpetu dirige ahora el corazón como único timón
de sus sentimientos. Cuánto aprecio a un sólo órgano, la única canción válida
cuando emociones y pensamientos quedan desnudas en palabras, en un, por ejemplo
“Te quiero”. Y cuánto destrozo en ese choque contra el muro que defiende el
territorio de un amor ya correspondido. Pero corren los instantes y no hay
tiempo para roturas pues las manos se desagrietan y los ígneos ojos grandes se
desvanecen.
Y
el pañuelo mojado de las lágrimas de su corazón se seca en estos momentos en la
comisura de unos labios ingenuos. Ríe, gime y llora. Y unos ojos pequeños se
cierran cuando quizá en algún tiempo vieron...
Daniel Arrébola.
@dani3arrebola
@apetececine
Para
todos los que se sintieron mejor y los que se han de sentir cuando no arrastren
las cadenas del pasado y no vivan ilusamente en el mundo imaginario del futuro.
Es ahora y es presente.